Este 14 de febrero, mientras el mundo se inundaba de corazones rosas, chocolates baratos y promesas vacías, la Casa Blanca decidió sumarse a la fiesta del amor con un mensaje que combinaba la ternura de una tarjeta de Hallmark con la sutileza de una cachetada en plena cena romántica. En un recuadro rosa pastel que parecía diseñado por alguien que odia tanto el buen gusto como los inmigrantes, la cuenta oficial de la Casa Blanca publicó: "Las rosas son rojas, las violetas son azules, ven acá ilegal, te deportaremos".
El romanticismo trumpista está en su apogeo.
El mensaje, adornado con dos retratos de Donald Trump y Tom Homan (el "zar de la frontera", un título que suena más a villano de película clase B que a funcionario público), parecía un meme creado por un adolescente edgy en su cuarto oscuro. Pero no, era real. Tan real como la promesa de Trump de detener "la mayor invasión en la historia de nuestro país". Porque, claro, ¿qué mejor manera de celebrar el amor que criminalizando a quienes buscan una vida mejor?
¿Funciona la política de Trump? Sí, pero...
Según los datos más recientes, el número de "encuentros" (un eufemismo bonito para decir "capturas o expulsiones") con migrantes indocumentados en la frontera con México ha disminuido. En diciembre de 2023, se registraron 301,981 encuentros, mientras que en diciembre de 2024 (sí, el futuro ya está aquí), la cifra bajó a 96,048. Pero, oh sorpresa, Joe Biden todavía era presidente en ese momento. Así que, si vamos a dar crédito a alguien por la caída, quizás deberíamos empezar por el viejo y despistado Joe.
Pero no, Trump no se deja amedrentar por los hechos. Su nuevo jefe de la Patrulla Fronteriza, Michael W. Banks, declaró en X (antes Twitter, para los boomers que aún no se actualizan): "¡Qué diferencia hay en un año! Las aprehensiones de la USBP se redujeron en un 91% frente al mismo período de siete días del año pasado". Vaya, un 91% menos de capturas. ¿Será que los migrantes están tan asustados por Trump que prefieren quedarse en casa viendo Netflix? O quizás, solo quizás, hay otros factores en juego, como las políticas de Biden o las condiciones en los países de origen. Pero, ¿quién necesita contexto cuando tienes un discurso populista que vende?
Criminalizando al otro: El deporte favorito de Trump
Trump ha insistido en que los inmigrantes indocumentados son "criminales". Y, claro, ¿qué mejor manera de justificar políticas draconianas que pintando a un grupo entero como una amenaza existencial? Fox News, el canal que parece funcionar como el departamento de propaganda de Trump, no se cansa de destacar crímenes cometidos por extranjeros. Porque, obviamente, ningún ciudadano estadounidense ha cometido nunca un crimen. ¡Jamás!
Pero aquí viene el dato incómodo: los estudios muestran que los inmigrantes, legales o ilegales, cometen menos crímenes que los nacidos en Estados Unidos. Sí, lo leíste bien. Menos. Un informe del Migration Policy Institute de octubre de 2024 (sí, otra vez el futuro) lo confirma. Pero, ¿quién necesita hechos cuando tienes un buen chivo expiatorio y un micrófono?
El doble rasero de Trump y sus amigos
Mientras Trump se dedica a perseguir inmigrantes indocumentados (y a algunos documentados también, porque ¿por qué no?), su asesor Elon Musk, un inmigrante sudafricano que se hizo billonario en Estados Unidos, habla de lo difícil que es para las empresas de alta tecnología contratar ingenieros extranjeros. Vaya, qué ironía. Musk, que probablemente no sabe lo que es hacer cola en un consulado, quiere más inmigración legal. Pero Trump, en su infinita sabiduría, prefiere gastar recursos en deportaciones en lugar de promover una reforma migratoria sensata.
La economía: ¿Quién hace el trabajo sucio?
Mientras tanto, la economía estadounidense sigue funcionando como siempre: gracias a los trabajadores mexicanos, legales o no. Los hoteles, restaurantes, construcciones y campos agrícolas dependen en gran medida de ellos. Pero, claro, eso no importa. Lo importante es mantener la retórica del miedo y la división. Porque, al final del día, ¿qué sería de Estados Unidos sin un buen enemigo al que culpar de todos sus males?
Así que, este San Valentín, mientras algunos celebraron el amor con rosas y chocolates, la Casa Blanca prefirió celebrarlo con deportaciones y mensajes xenófobos.
Porque, al fin y al cabo, ¿qué es el amor sin un poco de odio?