En la política mexicana las leyes son tan flexibles como la moral de un coyote en gallinero, y la muestra más reciente es el Partido Verde...
En la política mexicana las leyes son tan flexibles como la moral de un coyote en gallinero, y la muestra más reciente es el Partido Verde Ecologista de México, que ha decidido regar su jardín de intereses con un poco de agua del drenaje. A lo largo de esta semana este partido, conocido únicamente por su desprecio por la transparencia, concretó su primer golpe político contra Morena y la presidenta Claudia Sheinbaum. ¿El motivo? Una prohibición del nepotismo electoral que, según Palacio Nacional, debía entrar en vigor en 2027. Pero, claro, el Partido Verde no estuvo dispuesto a esperar tanto, especialmente cuando tienen una esposa de gobernador que postular y una gubernatura que negociar.
La presidenta Sheinbaum, en un acto de realpolitik que habría hecho sonrojar hasta a Maquiavelo, minimizó la situación bajo el argumento de mantener la bancada oficialista unida. Porque, ¿qué es un poco de nepotismo comparado con la sagrada mayoría calificada? Adán Augusto López, coordinador de los senadores de Morena, fue el encargado de informarle a Sheinbaum sobre la dificultad de reunir los votos necesarios sin el apoyo del Partido Verde. Y ella, como buena estadista, accedió a dejar que todo fluyera para que esta ley entre en vigor hasta el 2030. Al fin y al cabo, en política, los principios son como los discursos: se improvisan.
**El Güero Velasco: El Jardinero Maquiavélico**
Manuel Velasco, apodado "El Güero" (porque en México todos tienen apodo, incluso los políticos), no solo movilizó a su propia bancada, sino que también convenció a sus compadres de la oposición. Entre ellos, Alito Moreno del PRI, Manlio Fabio Beltrones (quien, aunque ya no tiene bancada, sigue siendo el amigo de todos y de nadie), y Enrique Vargas del PAN, exalcalde de Huixquilucan, cuya esposa ahora gobierna el municipio. ¿Casualidad? Claro que no. En la política mexicana, el nepotismo no es un problema, es una tradición.
El Partido Verde armó así su pequeño bloque de contención, una especie de jardín vallado al que recurrirá cada vez que quiera torcerle el brazo a Morena. Y, por si fuera poco, la presión no cayó nada bien entre los cercanos a Palacio Nacional. Tanto, que ya les están advirtiendo a los morenistas que si aspiran a un cargo en 2027 y tienen familiares en puestos públicos, más les vale esperar o de plano cambiarse de partido.
**San Luis Potosí: El Jardín de las Delicias Turbias**
En medio de este huerto político que apesta a aguas negras, San Luis Potosí se ha convertido en el epicentro de la podredumbre. El gobernador Ricardo Gallardo, quien tiene más vínculos con Los Zetas y el Cártel del Noreste que un narco con su abogado, está en la mira. Desde 2021, el Centro Nacional de Inteligencia ha estado armando un expediente en su contra por presuntos lazos con organizaciones terroristas (sí, esas que Estados Unidos ya catalogó como tal). Además, la Unidad de Inteligencia Financiera lo acusa de una red de defraudación fiscal y corrupción, incluyendo la compra de propiedades millonarias que huelen a lavado de dinero como un billete de 500 pesos en un puesto de tacos.
Lo curioso es que Adán Augusto López no sacó esta carta durante las negociaciones con el Partido Verde. ¿Será que tienen otra carta aún más fuerte? O tal vez, simplemente, en el circo político mexicano, todos tienen algo que esconder, y sacar los trapos sucios al sol solo sirve para que todos se manchen.
Como sea, cabe considerar que esta información la sacarán a los medios a su debido tiempo para cobrarle la afrenta al Verde en tiempo y forma, usándola como pretexto para que Morena no forme parte de la pretendida coalición ganadora para los potosinos.
**Conclusión: Política Mexicana, Donde el Nepotismo es el Abono del Poder**
En resumen, el Partido Verde ha demostrado una vez más que su color no es solo una fachada ecológica, sino también el tono perfecto para camuflar sus intereses. Entre nepotismo, lavado de dinero y alianzas turbias, este partido sigue cultivando su jardín de poder con la misma dedicación que un narcotraficante cuida sus amapolas. Y mientras tanto, la presidenta Sheinbaum y Morena navegan estas aguas turbias con la elegancia de un pato en un charco de lodo: chapoteando, pero avanzando.
Así que, querido lector, la próxima vez que vea a un político del Partido Verde plantando un árbol, recuerde: no es ecología, es estrategia. Y detrás de cada hoja verde, hay un billete verde esperando a ser lavado.
