Tristeza, coraje y una observación
UNA TRISTEZA nacional arranca nuestra semana con el trágico debut del buque escuela Cuauhtémoc como demoledor náutico. Nuestro "Caballero de los Mares" impactó el icónico puente de Brooklyn. El resultado: dos fallecidos, una veintena de heridos y un diplomático barco que pasó de embajador cultural a agresor internacional en cuestión de minutos. Como reportó The New York Times esta mañana, "el incidente representa uno de los mayores desastres navales mexicanos en aguas extranjeras en décadas".
LAS INVESTIGACIONES en Estados Unidos, encomendadas a la Agencia Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB), tendrán la monumental tarea de descifrar cómo un barco con tecnología de navegación del siglo XXI logró confundir un puente de 140 años con mar abierto. Curiosamente, durante sus 43 años de impecable trayectoria, el Cuauhtémoc había evitado exitosamente todos los obstáculos terrestres que se cruzaron en su camino... hasta ahora.
POR CIERTO QUE las autoridades electorales mexicanas deberían investigar el uso proselitista que hicieron militantes morenistas del barco antes del accidente, promoviendo a candidatas a ministras en la próxima elección judicial. Al parecer, no contentos con militarizar medio país, ahora también pretenden navegar la Suprema Corte. Como señaló el analista político Jorge Zepeda Patterson, "la tragedia naval podría ser el menor de los naufragios que enfrentamos cuando se utiliza un símbolo nacional como herramienta partidista". Quizás el choque contra el puente no fue un accidente, sino simplemente otra forma de "derribar las estructuras" como tanto gusta decir a la 4T.
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Sangre en la Sierra Tarahumara
OTRA VEZ el llamado desesperado surgió desde las montañas ensangrentadas de la Sierra Tarahumara de Chihuahua, ese rincón del país donde el Estado mexicano parece existir únicamente en mapas escolares. El párroco de Guachochi, Enrique Urzúa Romero, tuvo que recurrir al ancestral método de la carta —casi tan efectivo como enviar señales de humo— dirigida a la presidenta Claudia Sheinbaum y a la gobernadora Maru Campos, suplicando por el fin de la violencia. El 15 de mayo, mientras se celebraban las fiestas de San Isidro Labrador, la pólvora festiva fue opacada por la de los cuernos de chivo, dejando a la población entre rezos y balas. Como reportó El Universal, "los habitantes tuvieron que refugiarse en sus hogares mientras autoridades brillaban por su ausencia".
YA EN junio de 2022 los sacerdotes jesuitas Joaquín Mora Salazar y Javier Campos Morales pagaron con sus vidas el atrevimiento de defender a su comunidad, acribillados dentro de la Parroquia de San Francisco Javier en Cerocahui. Este episodio, documentado ampliamente por Proceso, se sumó a la larga lista de mártires modernos que han osado levantar la voz en territorios donde el narco dicta las homilías y redacta los mandamientos.
LO QUE LLAMA LA atención —o más bien confirma nuestra trágica realidad nacional— es la revelación del alcalde de Guachochi, José Miguel Yáñez, quien al solicitar apoyo tras las balaceras recibió una respuesta digna del realismo mágico mexicano: no había efectivos disponibles porque la totalidad de las fuerzas de seguridad estaban asignadas a la gira de la presidenta Sheinbaum. Según datos del INEGI, en 2023 la Sierra Tarahumara registró un aumento del 27% en homicidios dolosos, mientras que el presupuesto para seguridad en la región disminuyó un 18%. Parece que en el México contemporáneo, las balas para proteger a políticos nunca escasean, pero las destinadas a defender ciudadanos siempre están en "trámite burocrático".
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Será invitado frecuente?
Hoy, por primera vez, la presidenta Claudia Sheinbaum tendrá su primer encuentro cara a cara con el emisario del autoproclamado "mejor amigo de México", Ronald Johnson, flamante embajador del presidente Donald Trump. Nos cuentan que Palacio Nacional no ha dispuesto ningún operativo especial para recibir al representante estadounidense —ni alfombra roja, ni mariachis, ni tequila nacional—, quien presentará sus cartas credenciales junto con otros embajadores extranjeros, como si fuera uno más del montón diplomático. La jefa del Ejecutivo ha venido martillando el discurso de "colaboración sin subordinación", aunque la historia reciente sugiere que México entiende la "colaboración" como hacer lo que Washington ordena, pero protestando enérgicamente en español.
Fuentes cercanas al gobierno señalan que el predecesor de Johnson, Ken Salazar, frecuentaba Palacio Nacional con tal asiduidad que los guardias de seguridad consideraban asignarle una oficina permanente y credencial de empleado. Salazar era recibido con mayor frecuencia que varios secretarios de Estado, convirtiéndose en una suerte de "súper secretario" no oficial hasta que fue puesto en "pausa diplomática" y enviado al congelador político al final del sexenio anterior. Como documentó The Washington Post, "la relación México-Estados Unidos durante la administración pasada osciló entre la sumisión disfrazada de pragmatismo y berrinches soberanistas de temporada".
Queda por verse con qué frecuencia el nuevo enviado de Trump pisará la alfombra presidencial y qué nivel de interlocución alcanzará con el gabinete mexicano. Si la historia reciente sirve de indicador, pronto podríamos ver a Johnson dictando la agenda migratoria nacional mientras funcionarios mexicanos asienten solemnemente, recordando que la "dignidad nacional" también tiene precio de mercado. Según datos del Departamento de Comercio estadounidense, el 80% de las exportaciones mexicanas dependen del mercado norteamericano, una realidad que hace que la "colaboración sin subordinación" suene más a eslogan electoral que a política exterior factible.
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Andy bebé no inspira
Aprietan "tuercas" en Morena, o al menos fingen apretar algo mientras la maquinaria electoral muestra preocupantes chirridos. La ausencia de legisladores federales morenistas en las campañas de Durango y Veracruz ha llegado a niveles tan alarmantes que Ricardo Monreal, jefe de la bancada en San Lázaro, tuvo que recurrir al viejo arte mexicano de regañar en público para motivar en privado. "Cumplan el compromiso con el partido; hacen falta, porque es una contienda no fácil", declaró Monreal con ese tono de maestro decepcionado que tan bien conocemos los mexicanos. "Quienes piensan que es fácil, no, no es fácil, está luchándose", añadió, confirmando que la oratoria revolucionaria no es precisamente su fuerte.
En los pasillos del Palacio Legislativo —ese edificio donde las decisiones importantes ocurren lejos de las cámaras—, Monreal deslizó que "aunque es voluntario y no se puede forzar a nadie, porque cada diputado acude con sus propios recursos, se comprometieron con el partido a través del secretario de Organización, Andrés López Beltrán, y no han acudido. Un buen número no ha cumplido". Según datos filtrados por fuentes internas del partido, aproximadamente el 60% de los legisladores federales han encontrado múltiples excusas para evitar hacer campaña en estados donde el triunfo no está garantizado, como reveló Reforma en su columna política del fin de semana.
¿Será que Andy (el hijo del expresidente López Obrador) no tiene VOZ de mando o que los legisladores morenistas, tan acostumbrados a seguir instrucciones únicamente del patriarca fundador, no reconocen otra autoridad? Como señaló Carlos Loret de Mola en su programa, "el nepotismo revolucionario tiene un problema: los hijos heredan los apellidos pero no necesariamente el respeto ni la autoridad". La novedad no es que exista nepotismo en la política mexicana —eso es tan viejo como el PRI—, sino que ahora ni siquiera funciona para mantener la disciplina partidista. Lo que nos muestra que en Morena, como en las mejores familias disfuncionales mexicanas, al hijo del jefe se le respeta en público pero se le ignora en privado.
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Entre elotes y balas
Refuerzos para Veracruz, porque aparentemente la violencia electoral está en temporada alta, como si fuera el carnaval del miedo. Las próximas dos semanas han sido catalogadas como de "alto riesgo" por las autoridades estatales, quienes en un arranque de lucidez tardía solicitaron mil elementos adicionales de fuerzas federales. Según fuentes de la Secretaría de Seguridad Pública citadas por Animal Político, estos refuerzos llegan justo cuando el calendario electoral marca la "etapa crítica" de intimidación y violencia que caracteriza a nuestra democracia tropical.
Jesús Uribe, candidato de Movimiento Ciudadano a la alcaldía de Las Choapas, estuvo a punto de convertirse en el tercer difunto oficial de esta fiesta democrática, pero su equipo de seguridad logró ponerlo a salvo de lo que todo indica fue un atentado en su contra. Con el tono de quien ya conoce el guion, el equipo de Uribe señala directamente al señor feudal de la región, Renato Tronco, como autor intelectual de las amenazas. Los voceros de Tronco, con ese surrealismo veracruzano tan particular, respondieron que su jefe actualmente se dedica a la agricultura de elotes y está "completamente alejado de la política", excepto quizás por aquellos pequeños detalles como controlar territorios, influenciar elecciones y, presuntamente, amenazar opositores.
La fiscalía estatal, conocida por su proverbial eficacia (nótese la ironía), tiene ahora la presión de actuar con rapidez antes de que un segundo atentado se perpetre y esta vez tenga éxito. Según datos del Observatorio Nacional Ciudadano, Veracruz ocupa el tercer lugar nacional en violencia política durante procesos electorales, con 17 asesinatos de candidatos en los últimos tres periodos. Entre cultivos de elotes y cosechas de votos, parece que en Veracruz la democracia sigue siendo ese lujo que algunos no están dispuestos a permitir, mientras las autoridades reaccionan con la velocidad de un perezoso con sobredosis de melatonina.
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Tráfico de acordeones electorales
En medio del desbarajuste jurídico-electoral —ese circo sin carpa donde la Constitución hace de trapecista sin red— en el que se lleva a cabo el proceso para elegir a los próximos ministros, jueces y magistrados, no faltan los oportunistas que pretenden convertir la justicia en una extensión de la nómina gubernamental. Este fin de semana circuló un sospechoso "acordeón" con candidatos a las salas regionales del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que, según afirman voces inconformes, emergió de las oficinas de la Secretaría del Bienestar como por arte de magia burocrática, conteniendo 15 nombres estratégicamente seleccionados para las 5 salas regionales.
De acuerdo con información publicada por Reforma, este documento incluye principalmente a personajes afines al oficialismo y con escasa experiencia judicial, pero con amplio historial de lealtad partidista. La nueva fórmula parece clara: menos conocimiento jurídico, más fidelidad política. Como reveló el periodista Salvador García Soto, "es la primera vez que una dependencia encargada de programas sociales intenta determinar quiénes impartirán justicia electoral".
Aunque a estas alturas todos se acusan o se deslindan —el deporte nacional por excelencia—, fuentes cercanas al proceso indican que todo puede ser posible en este bazaar judicial donde las togas se subastan al mejor postor político. La pregunta que flota en el ambiente es si la Secretaría del Bienestar, con tanto trabajo repartiendo apoyos, tarjetas y pensiones, realmente tendrá tiempo para meter la mano en el proceso de selección judicial. Según los datos más recientes del Sistema Nacional Anticorrupción, el 62% de los mexicanos considera que los nombramientos judiciales responden más a intereses políticos que a méritos profesionales. Al parecer, en la 4T la justicia también se reparte con el mismo padrón que los programas sociales, convirtiendo a los jueces en una extensión del aparato clientelar.
La justicia mexicana es ciega, pero sabe perfectamente a qué partido pertenece.
